Hay veces o momentos que uno se pone a andar, andar y se deja llevar por lo decide el cuerpo ( o en este caso las piernas). Hoy la caneza me iba a estallar y el ánimo jugarme una mala pasada entonces ¿qué hacer? pues salir a pasear por Madrid que cuando empieza a dar el sol se transforma en una estufa de butano como dice Sabina. Comienzo en el paseo de Extremadura para cruzar el puente de Segovia, decido entrar en los jardines de Sabatini donde una pareja de enamorados hace fotos por doquier y un dulce matrimonio mayor pasean cogidos del brazo como llevan haciendo media vida. El hombre me hace un guiño como si fuese capaz de, en un instante, escudriñar mi alma. Tras recorrer los jardines de cabo a rabo decido darme una vuelta por la Plaza Mayor que está mucho más tranquila y vistosa que con el bullicio del fin de semana; es mediodía y todavía están vacías muchas de las terrazas es entonces cuando me encuentro con el bar Ideal con un cartel sugerente "bocadillos de calamares a 2 euros". Eso decido, entro en dicho bar, que conjuga a la perfección el Madrid de hoy y de ayer; tapas de siempre, fotos de toreros y camareros latinoamericanos, eso sí, servicio rapidísimo y bocata de sabor indescriptible. Tras su engullimiento camino hacia Sol y en el FNAC aprovecho para comprar una de las películas que tenía pendientes: "El viento que agita la cebada" de Ken Loach.
Tras este relajante paseo regreso a casa para recordar que el lunes tengo examen de Derecho.
El Periodismo es eso: ver, vivir, sentir, conocer y aprender cada día. Hoy he aprendido un poquito más de Madrid.